Cuando llevamos a alguien en moto debemos ser muy conscientes del acto de “fé” de quien nos acompaña: pone su seguridad en nuestras manos. Es importante ser consciente de esa responsabilidad, y evitar cualquier tentación exhibicionista: la mejor forma de demostrar lo buenos pilotos que somos será tener una conducción suave y sin sobresaltos. Y por supuesto evitando situaciones de riesgo innecesarias.
Las motos, incluso las más turísticas, están pensadas y se comportan mejor con el piloto solo: esto es así, y por lo tanto al llevar pasajero hay que ser consciente que la moto acelerará y frenará peor, no podrá inclinar tanto, será más torpe… Pretender “demostrar” que somos rápidos llevando a alguien es una receta para tener problemas más temprano que tarde. Aquí va un mensaje para pasajeros: si os parece que la moto en la que os llevan va bien (corre, gira, frena, etcétera) ¡imaginad cómo iría si fuera con vosotros solos de piloto! Animaros a sacar el carnet…
La postura del pasajero
El pasajero deberá evidentemente sentarse en su lugar en la moto con los pies en las estriberas (sin molestar al piloto ahí, luego lo vemos) y… ¿qué más? Básicamente hay dos posiciones correctas: ligeramente atrasado y sujeto en las asas, o más “activo” hacia adelante y con las manos apoyadas en el depósito (los brazos rodeando al piloto. Cuál aplicar puede depender del tipo de moto y de la situación: en una deportiva en carretera de curvas, sin duda es mejor la segunda. El pasajero participará del pilotaje y su peso se desplazará más hacia adelante. La posición más relajada, buscando apoyo en las asas, corresponde a motos de postura más erguida (trail, turismo) y pilotaje menos “activo”.
Hay que evitar que el pasajero se coloque de forma que condicione (más) negativamente el comportamiento de la moto o la comodidad del piloto. Un ejemplo es si se sienta demasiado alejado de éste: al dejar mucho espacio entre piloto y pasajero el viento creará turbulencias para ambos (más molestas para el piloto) y el peso situado más atrás perjudicará el equilibrio.
Por otra parte el pasajero debe participar de la conducción y el entorno: jamás debe distraerse mirando el móvil o haciendo cualquier otra cosa que no sea estar atento al pilotaje y el tráfico alrededor. En caso de caída, muchas veces el pasajero sale peor parado porque le pilla de sorpresa mientras el piloto ya veía lo que iba a pasar…
No molestarnos
Una norma básica al ir de acompañante en moto es no molestar al piloto, lo que puede comprometer la seguridad de los dos. A veces la inexperiencia del acompañante hace que algunas cosas evidentes no lo sean tanto, y ahí es donde debemos dar un buen “briefing” a nuestro pasajero antes de subir a la moto y antes de ponernos en marcha.
Empezando por los pies, en algunas motos la posición de las estriberas de piloto y pasajero hace complicado evitar que el acompañante interfiera con el conductor. Hay que dejar claro al pasajero que debe apoyar los pies en las puntillas, evitando proyectar hacia adelante sus pies si pueden darle a los pies, botas o piernas del piloto. A veces esto es tan molesto que puede provocar una caída en parado cuando el piloto saca los pies en un semáforo o parada y choca con los pies del pasajero.
En el otro extremo, las cabezas, mejor dicho los cascos. La primera vez que hemos subido de pasajeros todos hemos acabado “chocando” con el casco del piloto, pero no está de más avisar para evitar que se repita mucho. Tampoco es bueno que el acompañante se “esconda” justo detrás del casco del piloto: Al ponerse así en casi todas las motos se provocan turbulencias que agitan el casco del piloto de forma muy molesta. Hay que estar ligeramente ladeado, del lado que sea más cómodo o el interior en las curvas, así además de evitar turbulencias el pasajero podrá estar pendiente del tráfico y las circunstancias.
Distracciones
Una ventaja de las motos respecto de los coches es que, en moto, siempre vamos (o debemos) ir “concentrados” en lo que estamos haciendo. Desde luego, en moto son impensables distracciones y actitudes que vemos en coche… Pero al llevar pasajero, interviene un factor nuevo: el acompañante puede no ser consciente de que ir en moto es “otra cosa” y en nuestra charla previa hay que dejarle claro que no podremos estar pendientes. Incluso usando intercomunicadores, no es bueno estar charlando innecesariamente.
Y desde luego, hay que evitar estar “molestando” al piloto… Se pueden hacer gestos, incluso tener muestras de cariño si los ocupantes son pareja o familia, pero siempre teniendo presente que la atención del piloto tiene que estar en la conducción y lo que pasa delante (y detrás) suyo.
Puesta a punto
Antes de siquiera subirse a la moto, hará falta comprobar si el pasajero lleva un equipamiento mínimamente seguro. Luego tocará adaptar la moto: como mínimo, estar seguros que nuestras presiones de hinchado no están ni una décima por debajo de lo que toca, y posiblemente añadir algo en el tren trasero sobre todo. Si normalmente presiones bajas implican peligro, con pasajero eso se multiplica. Lo siguiente, la precarga del amortiguador trasero.
Este tema, por desgracia muy descuidado, es vital. De hecho es tan importante que si nos fijamos, incluso las motos (y scooter) más sencillos y baratos ¡tienen el ajuste de muelle trasero! El ajuste original de suspensiones de cualquier moto se hace para un piloto solo y de unos 75 kg. Si el piloto pesa mucho más, o va muy cargado, y lleva pasajero (mínimo 50 kg extra)… el equilibrio de suspensiones que dejaba la moto asentada con unas geometrías básicas, cambia totalmente.
Hundida de detrás, la moto será mucho menos ágil y el tren delantero se descargará con facilidad, siendo más fácil provocar un bloqueo o caída de rueda delantera. Costará meterla en curva por geometría pero también por el peso extra que llevamos. Si aumentamos la precarga trasera (muelle), la moto se hundirá menos y mantendrá el comportamiento al que estamos acostumbrados. Por eso es importante que las motos cuenten con un ajuste fácil de la precarga (léase altura) trasera, sin necesitar herramientas es lo ideal.
Este efecto, además de la sensación de inseguridad al llevar más peso, es lo que muchas veces impide a pilotos chicas (o chicos bajitos) llevar pasajero (que no sea una amiga aún más ligera). Ajustar la precarga y comprobar como la moto al subirse el pasajero baja, y podemos volver a plantar ambos pies con la seguridad del ajuste normal yendo solos, animará a probarlo y comprobar que la moto ya en marcha no ha perdido la manejabilidad que nos daba confianza pese a llevar pasajero.
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