Miren su cara de púber barbilampiño: es, en realidad, un “David” del MotoGP del siglo XXI que ha consolidado, en una semana, su condición de mata-gigantes de la categoría reina.
La victoria sobre Marc Márquez hace siete días es historia (sobre todo, histórica) pero, gracias a Borgo Panigale, no fue suficiente en la cabeza de ganador que todo piloto oficial debe tener.
Y eso que el bueno de Pecco apareció el jueves en Misano contando una intimidad: la noche del domingo al lunes vio la carrera de Aragón cuatro veces y se llevó la bronca de su novia.
Esto me hizo pensar mal: si tan obsesionado se ha quedado habiendo ganado nada menos que a Marc Márquez, tal vez tardemos en volver a verle con la misma sangre en pista. Quedaba todo el Gran Premio por delante.
Y felizmente, yo estaba equivocado. Con una magistral gestión de su neumático trasero blando lideró de semáforo a bandera; y esta vez su víctima fue otro gigante: el líder de MotoGP.
Fabio Quartararo demostró, este domingo, por qué va a ser, si otro diablo no lo impide, campeón del mundo 2021. Y que lo tiene todo para defender el #1 que le pertenecerá en 2022.
Si la gestión (y la audacia, al ponerla) de la goma fue una lección de Pecco; la diligencia de toda su carrera (y especialmente el final) fue una máster class de Fabio.
El líder de MotoGP hizo todo lo que debía a cada momento. Y por eso precisamente la victoria de Pecco Bagnaia tiene el valor que el piloto de Ducati ya atesora.
Pasaron más cosas, este primer fin de semana de Misano, donde volveremos en un mes; tras la cita de Austin, prevista para los primeros días de octubre. Vamos.
Marc Márquez recibió un premio extra: un cuarto puesto cuando se esperaba acabar más allá del quinto. Lo mejor de su primera visita a tierra rossista fue conocer a un Valentino muy diferente.
El sábado, el de Cervera admitió su necesidad de seguir ruedas de otros pilotos. “Quien sigue a otro no encontrará nada: ni siquiera busca algo” escribió Montaigne. No sirve para MotoGP: Bautista, Barberá o Iannone tenían razón.
Jorge Martín hizo de novato de MotoGP, el domingo; y aprendió una lección de oro: pasar a un gigante (Marc) no te garantiza poder con otro (Fabio). El rookie de Misano fue Enea Bastianini.
Joan Mir sufrió un severo castigo por rozar zona verde y regaló el cuarto puesto a Marc; pero su compañero de equipo tuvo mucha peor suerte. Pero eso no es consuelo para el vigente campeón, que el año que viene buscará mejor moto para 2023.
En Moto2 ganó de nuevo Raúl Fernández, salvando además el orgullo patrio en Italia. Su mano siguió torturándole; pero ahora tiene 15 días de reposo y sólo 34 puntos menos que Remy Gardner, con cien aún en juego.
Y en Moto3, salvada de muebles de Pedro Acosta; que afronta lo que queda con casi dos carreras de ventaja: Foggia y García empatan a puntos persiguiéndole.
En quince días estaremos en el “tilkódromo” de Austin y sus eses inquietantes. Dos semanas para ver repetida esta carrera mil veces, querido Pecco: espero que esta noche tu novia no tenga que enfadarse contigo.
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