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0 Carretera de curvas frecuentada por aficionados a las motos, y “pique” entre una moto naked deportiva y un Yamaha TMAX: el del scooter se resiste a quedarse atrás, y sigue a buen ritmo a la moto, y a la salida de esta larga curva cerrada… por muy poco no sale por orejas al abrir gas. ¡Por eso un control de tracción no es mala idea en un scooter!
Cómo controlar un derrapaje
Aunque su motor no dé mucho más de 40 CV, cuando la moto (o scooter) está inclinado y el neumático trasero tiene que soportar, además del agarre lateral del paso por curva, la llegada repentina de esa potencia, está claro que derrapará. Los sistemas de control de tracción detectan el deslizamiento, los mejores incluso detectan cuando “está a punto de ocurrir”, e intervienen reduciendo la potencia del motor para evitar que la derrapada se convierta en una caída por orejas. En ese caso, el piloto saldría catapultado y el golpe es fuerte (y suele tener consecuencias en clavícula u hombro).
Además de ir un poco más tranquilo, o de asegurarnos de llevar neumáticos en buenas condiciones o de buen agarre si nos dedicamos a pilotar así, un buen truco si no disponemos de esa electrónica es usar el freno trasero. Sí, tocarlo ligeramente mientras aceleramos retendrá algo de potencia y evitará que ésta llegue de golpe al neumático, pudiendo “romper” su agarre y empezando una derrapada peligrosa. Es algo que hacían los pilotos de MotoGP o Superbike antes que de que electrónica llegara en su ayuda. También ayuda a controlar esa situación cómo apoyamos nuestro peso en las estriberas de una moto: “apretando” (apoyando más peso) sobre la exterior mejoraremos el agarre… aunque es algo que en un TMAX (o cualquier scooter) es complicado de llevar a la práctica por su posición de pilotaje. También podría pilotar o un poco más fuera de la moto para que ésta incline menos (y alejar un posible arrastre del caballete u otras partes fijas, que disminuyan el apoyo del neumático trasero y su agarre).
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