Al menos una vez al mes, nos toca la tarea de la limpieza de nuestro vehículo. ¡Nada de pereza! Lavar una moto no es una tarea compleja. Existen algunos trucos para hacerlo de forma más eficiente y dejarla resplandeciente sin que se dañe su acabado. Aquí, te los contamos.
Te recomendamos que elijas una zona a la sombra para estas labores. El calor del sol y los productos de limpieza pueden generar gases tóxicos, así como activar la capacidad corrosiva de los desengrasantes y estropear las piezas plásticas.
Si la moto está caliente por su uso, esperar a que se enfríe un poco es buena idea. Antes de empezar con la limpieza, no olvidemos la ropa vieja, algo que no dé pena ensuciar con grasa.
El paso siguiente son los utensilios que necesitaremos para dejarla brillante: esponja, trapos y un paño de microfibra o papel de cocina para secar. También emplearemos un cubo, una brocha y un cepillo de dientes en desuso.
A estos elementos, debemos agregar desengrasante. Puede ser de la cocina u otro más concentrado. Aceite para cadenas, una bolsa de plástico, una goma elástica, keroseno o gasoil para limpiar la grasa de la cadena y lavavajillas neutro completan la lista.
Si es la primera vez que vas a lavar una moto, es posible que tengas que invertir algo de dinero en algunos productos, pero ya los tendrás comprados para las próximas veces. Así, que vale la pena.
Cómo lavar una moto: pasos a seguir
Siguiendo estos pasos, no deberías tener problemas para conseguir un buen resultado. Con la moto ya fría, debes proteger el tubo de escape con la bolsa de plástico y la goma elástica para que no le entre agua.
Primero, debes aplicar el líquido para lavar el motor, dejarlo reposar un rato, frotar con una brocha y retirar los restos con la manguera. Luego, dedícate a la suciedad más fuerte, que se encuentra en las llantas, la cadena, el basculante y las zonas de difícil acceso.
Para la cadena es mejor utilizar el keroseno o el gasoil e ir frotando con el pincel o el cepillo de dientes hasta que se quede limpia. Si te das cuenta, el procedimiento no es difícil. Solo hay que tener paciencia y ganas.
El basculante y las llantas se pueden limpiar con desengrasante. Si no estás convencido de utilizarlo, haz una pequeña prueba primero. Para las zonas con suciedad más persistente, deja actuar el producto unos minutos antes de frotar.
Después, enjuaga bien toda la moto con agua, hasta que no queden residuos de producto ni polvo, para evitar ralladuras cuando pases la esponja. Ten cuidado con las partes eléctricas y evita que caiga agua en ellas.
Ahora viene lo fácil, la carrocería. En el cubo con agua, mezclamos un poco de lavavajillas neutro y con la esponja, que puede ser de baño, frotamos toda la carrocería y los faros. Cambia el agua si se ensucia mucho.
Con toda la moto enjabonada, es hora de quitar los restos de jabón con una manguera, procurando que no quede nada de jabón para evitar manchas. Después, utilizando el trapo de microfibra o el papel de cocina, secaremos todo muy bien.
El paso final de la limpieza
Para que quede reluciente, podemos pasarle cera para pulir, de venta en tiendas especializadas de coches o motos. Además, utilizar lubricante de silicona en spray para una protección extra en las partes mecánicas y los manguitos, menos los discos de freno y las ruedas.
No debes olvidar que hay que engrasar la cadena al igual que las manetas y los cables. Es mejor pasarse que quedarse corto. Ten especial cuidado en no volver a ensuciar las llantas o la carrocería porque entonces tendrás que volver a empezar.
Como consejo final, te recomendamos que revises el nivel de aceite y la presión de las ruedas. Para que tu trabajo dure más, es recomendable que guardes la moto tapada cuando no la uses en periodos largos de tiempo. De vez en cuando, retira el polvo acumulado para evitar que se incruste en la carrocería.
Como te habrás dado cuenta, lavar una moto es una tarea sencilla. Elige un día en que tengas ganas y te será más llevadero. Pronto lo incorporarás a la rutina y la limpieza no representará un gran esfuerzo.
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