Más allá de sus ideas políticas, el Che Guevara fue un gran viajero en moto, pues emprendió una gran aventura junto con su amigo Alberto Granado. Ambos llevaron a cabo una travesía de lo más singular por casi toda Latinoamérica sobre ‘La Poderosa II‘, el apodo que recibió la moto de viaje del Che Guevara.
La moto era una Norton Monocilíndrica de 490 cc y 21 CV y 4c tiempos. La velocidad máxima que podía alcanzar era de 152km/h.
Su idea fue recorrer todo el continente, desde el sur de Argentina, partiendo de San Francisco, hasta llegar a los Estados Unidos. En total, 12.000 kilómetros y siete meses de viaje en el que ‘La Poderosa’ hizo todo lo que pudo.
La Norton era una moto con buena reputación en su época, sobre todo después de servir como vehículo militar durante la Segunda Guerra Mundial. Su cilindrada era de 490 centímetros cúbicos y rendía 29 CV.
La velocidad máxima que prometía era de 125 km/h, aunque con dos personas y llena de equipaje, hizo muy buen trabajo.
El viaje en moto del Che Guevara y su amigo comenzó el 4 de enero de 1952. El objetivo era llegar al norte cruzando la cordillera de Los Andes, atravesando la costa chilena por del desierto de Atacama, Perú, Venezuela, Caracas.
Antes de que esta Norton se convirtiera en la moto de viaje más conocida del Che Guevara, el ideólogo de la Revolución Cubana ya hizo sus pinitos en el mundo de las dos ruedas con la ‘Cucchiolo‘, una especie de bicicleta con motor con la que emprendió su primer viaje en solitario en 1950.
En total recorrió 4.500 kilómetros, y a la vuelta a Buenos Aires la empresa fabricante del motor (Garelli) le ofreció hacer un anuncio publicitario aportando una carta suya que decía lo siguiente: «Ha funcionado a la perfección durante mi largo viaje y solo observé que hacia el final perdía compresión, razón por la cual la envío a ustedes para reparación».
Quien quiere seguir los pasos del Che puede necesitar varios meses en una ruta ascendente que lleva desde el interior de la provincia de Córdoba y alcanza Cuba, pasando por diferentes pueblos y ciudades de varios países en los que se asentó de manera temporal ejerciendo su profesión de médico y gestando la revolución que llevó a cabo.
Sin dudas, el punto de inicio para quien quiere guiarse cronológicamente será en Alta Gracia, Córdoba donde el Che se respira y multiplica en la energía y carisma de su gente, todos fieles celadores de las memorias de su habitante más célebre.
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